viernes, 31 de julio de 2015

Los niños y sus primeras impresiones

Dicen que el primer impacto influye entre un 60 y un 80% en la idea que se hacen los demás de nosotros. Esta estadística es perfecta para los adultos y para un tiempo estimado entre 40 segundos y 5 minutos. Va más allá del efecto visual, ya que necesitamos oír, oler, ver los gestos de la otra persona y alguna que otra reacción y actitud para hacernos una idea aproximada de si cumple con nuestras expectativas o no.
Cambiar las primeras impresiones suele costar mucho, pero… ¿Y para un niño?

Los niños tienen la genuidad y el don de no prejuzgar, de mostrarse tal y como son y tienen la concepción de que los demás también actuarán igual. Por tanto, la primera impresión que se llevan de los demás es una imagen clara, limpia y basada en sus percepciones de bondad, belleza y comprensión del lenguaje, tanto el verbal como el no verbal.

Los primeros segundos y posteriormente los primeros minutos son cruciales para que un niño te clasifique y tome una determinación respecto tu persona, por ello, si vas a trabajar con niños, o vas a convivir con ellos es importante que en tu primera toma de contacto te muestres tal y como eres, con tu mejor sonrisa, pero también con determinación, ya que un mal comienzo puede provocar una mala relación.

Es difícil caerle mal a un niño… ¡Pero es posible! Los niños también tienen su personalidad y sus percepciones, aunque generalmente se basan más en el instinto que en la experiencia, un niño puede verse agobiado porque tu conducta se contradice con los valores que le han enseñado sus padres o en la escuela, o porque asocia tus gestos o actitudes con algo negativo.


Por tanto, si vas a hacer de canguro o estás buscando un canguro es muy importante que los primeros minutos seas observador y capaz de analizar las primeras reacciones… a veces, “el feeling” es más importante que la técnica. 

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