martes, 10 de febrero de 2015

¿Cómo vamos consiguiendo que el horario del bebé se aproxime al nuestro? ¿Cómo le enseñamos el día y la noche?


Los primeros meses del bebé son de adaptación continua, para empezar cambia del medio líquido dentro de su madre,  al medio aéreo del nuevo mundo que le rodea. Tiene que respirar, comer, cosas que antes hacían por él. Hay bebés que enseguida duermen más de noche que de día pero no siempre ocurre así.

Al principio, el bebé tiene su propio ritmo, y no será hasta los 4-6 meses, que el bebé duerma por la noche hasta 6 horas seguidas.

El recién nacido suele dormir una hora y media cada 3 o 4 horas, durante todo el día. El primer mes de vida, el bebé sigue durmiendo lo mismo, aumentando gradualmente las horas seguidas dormidas durante la noche. La alimentación a demanda no creo que favorezca el que el niño alargue el periodo de sueño por la noche.

¿Qué podemos hacer para que el bebé distinga el día de la noche y poco a poco se acostumbre a nuestros horarios? Enviarle mensajes no contradictorios y con paciencia se puede conseguir.

Los ciclos de sueño de un bebé son más cortos que los de los adultos. Determinados escenarios le ayudarán a distinguir entre la noche y el día: la rutina, la luz, la oscuridad entre otros. Es conveniente que durante la mañana estén expuestos a la luz, fuera de su dormitorio, no expuesto al ruido excesivo pero tampoco aislado y preferiblemente siempre a la misma hora. En las últimas horas del día, deberíamos intentar que estuviera poco expuesto a la luz natural, a la mínima posible.

Si se despierta por la noche, hacer una pausa de espera antes de darle de comer. Es una manera de que no asocie el despertar con el comer. Y si se le da de comer conviene hacerlo con poca luz y pocas distracciones, sin juegos, para que el bebé comprenda que es hora de descansar.

También hay que tener cuidado con las siestas durante el día, no deben ser excesivamente largas: es importante no dejar al bebé dormir más de dos horas seguidas, para que los periodos de sueño sean más largos por las noches. Si es necesario, hay que despertarlo si lleva durmiendo tres horas, hablarle y explicarle que es hora de comer, de reír, de aprender, de relacionarse con el mundo…etc. Todo eso es importante para enseñarle al bebé las diferencias entre día y noche y adaptar el hábito de sueño del bebé.

 Son también  importantes las rutinas, bañarlo antes de acostarlo, darle su toma de leche y llevarlo a la cuna, en un espacio de temperatura agradable, con las ventanas y las persianas cerradas. De esta manera, se acostumbrará y se dormirá, porque entenderá que es la hora. Si el bebé no tiene sueño, bastará con poner un poco de música tranquila, cogerlo y balancearlo, hasta que, al final, se acabe durmiendo.

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