El grado de protección solar depende de las
características de cada niño, a más rubio, ojos claros y piel blanca más
protección y a la inversa, ojos oscuros, castaños y piel morena precisan menos
factor de protección solar.
Respecto a los factores de protección total, no los
suelo recomendar pues sería el equivalente a no llevar al niño a la guardería
para que no coja infecciones víricas, creo que hay que ser más natural y poco a
poco el niño se irá adaptando al clima de la zona donde vive. Esto no se
contradice con evitar las quemaduras solares pero poner crema cada vez que el crío
sale a la calle es demasiado.
A los mayorcitos que no les gustan las cremas, es bueno
que procuren mantener la camiseta puesta el mayor tiempo posible. A
pesar de todo, tendrán que aplicarse crema varias veces al día, sobre todo si
se bañan continuamente. Respecto a relajar la insistencia, una vez morenos ya tienen cierta
protección natural, por lo que hay que seguir cuidando la piel e hidratándola,
pero no tanto como al principio.
Como norma general en los bebés:
- Los bebés de menos de 3 meses no deben ir a la playa, de 3 a 6 depende del bebé y como le afecte el romper sus rutinas para el buen desarrollo, y de los 6 a 12 ratitos en la playa o piscina pero no un día entero de playa o piscina. Hay que evitar las horas centrales del día.
- No hay que pasarse demasiado de las 2 horas en la playa.
- Hay que pensar que aunque esté bajo la sombrilla, el resol también influye en su acaloramiento. Hay que evitar los golpes de calor.
- Conviene ofrecer agua con frecuencia y controlar sus pipis.
- Y aplicar la crema de protección solar que corresponda.
Las cremas pediátricas son recomendables pues la piel del
niño es capaz de absorber sustancias a través de la piel que no pasan en el
adulto, y además su superficie corporal es relativamente mayor respecto a su
masa corporal, por ello cualquier tóxico adquiriría en el niño concentraciones
superiores.
Y para todos, ya en casa, una vez aseados, recordad rehidratar
la piel con la crema adecuada.