7- Tos
nerviosa
La tos nerviosa o psicógena es una tos seca, irritativa, que no tiene por
finalidad expulsar moco.
Posible causa: Puede tener en su origen una situación de estrés. Puede
ser crónica (durar varias semanas) y es más común en los adultos.
Qué hacer: Cesa sola por la noche, cuando el niño está relajado, síntoma que la diferencia de una tos relacionada con una enfermedad.
Publicado por: Eugenia Fernández-Goula
6- Tos
por cuerpo extraño
Nuestro hijo no tiene otros síntomas como congestión o fiebre, pero sufre una
tos constante y persistente, que no para nunca. La constante no desaparece
nunca, ni de día, ni de noche, ni de un día para otro; la persistente aparece y
desaparece, puede que con apenas un día de diferencia, y tiene su origen en
procesos víricos repetidos.
Posible causa: Ante una tos persistente podemos sospechar sobre todo la
presencia de un cuerpo extraño alojado en los pulmones del niño. Puede haberlo
introducido por la nariz, pero también por la boca. Los cacahuetes y las pipas
son los cuerpos extraños que se encuentran con más frecuencia en los pulmones
de los niños pequeños. Cuando no conocemos el origen de la tos no debemos darle
nunca antitusígenos.
Qué hacer: Si nuestro hijo tose persistentemente sin causa aparente,
debemos llevarlo al médico, quien puede pedir una radiografía para averiguar si
tiene un cuerpo extraño (este no siempre se ve). Una vez detectado, se lo
extraerán con un broncoscopio.
Publicado por: Eugenia Fernández-Goula
5- Tos
con pitos
Cada vez que nuestro hijo tose, o incluso respira, parece estar soplando por un
pito que suena dentro de su pecho.
Posible causa: El origen de esta tos es el «cierre bronquial», y es
típica de procesos asmáticos y bronquiolitis. Si la tos se da en invierno y en
niños menores de dos años es probable que estemos ante una bronquiolitis; si
aparece en primavera podemos sospechar una alergia. El asma no tiene edad,
aunque es más habitual en niños mayores.
Qué hacer: Lo primero es acudir a un pediatra para establecer un
diagnóstico. Los tratamientos son diferentes en función de la causa. Si a
nuestro hijo le diagnostican asma es importante hacer un plan preventivo. Si
finalmente se llega al ataque de asma, este se resuelve con broncodilatadores,
esteroides inhalados y antileucotrienos, inhibidores de las sustancias que
provocan el cierre de los bronquios.
Las bronquiolitis son más complejas de tratar, ya que están causadas por el
virus respiratorio sincitial, que no siempre responde adecuadamente a un
tratamiento. En realidad la bronquiolitis solo se pasa una vez en la vida, como
el sarampión; el resto de las veces que creemos estar ante la enfermedad
estamos ante cuadros relacionados con el primer episodio.
Tras la bronquiolitis los pulmones del niño suelen quedar muy sensibles, por lo
que responden exageradamente ante cualquier cuadro vírico sin importancia.
Entre los cuatro y los seis años los pulmones maduran y no suelen quedar
secuelas. Si la tos de estos episodios es demasiado molesta, el médico recetará
un broncodilatador.
4- Tos
ferina
Nuestro hijo pequeño tiene fuertes ataques de tos, cada pocos minutos, que lo
dejan sin aliento. Esta tos suele acompañarse de un esputo blanco, perlado,
pero no muy grande. Los pequeños pueden vomitar del esfuerzo y los menores de
tres meses, incapaces de toser tanto, realizan pausas de apnea (se quedan sin
respiración durante unos segundos). Se trata de una tos seca, irritativa y
bastante invalidante.
Posible causa: Está provocada por una infección bacteriana originada por
la Bordetella Pertussis, una bacteria muy contagiosa contra la que se vacuna a
los bebés desde los dos meses. Gracias a las vacunas hoy no es fácil ver la
enfermedad en estado puro, pero no todos los niños están inmunizados y además
existe una generación de adultos y adolescentes mal vacunados que puede
contagiar la enfermedad a los más pequeños.
Qué hacer: Si la tos de nuestro hijo (que achacamos a un resfriado)
empeora después de unos días y empieza a parecerse a la descrita, es primordial
acudir rápidamente al médico.
Aunque se trata de una enfermedad que, en general, va a curarse sin medicación,
es importante controlar la evolución del niño.
Hay ocasiones en las que puede requerir el uso de antibióticos, y es una de las
pocas enfermedades que puede justificar el uso de jarabes contra la tos
(antitusígenos).
La enfermedad en sí suele curarse relativamente pronto con el tratamiento
adecuado, pero la tos de recuerdo puede durar meses: la tos ferina afecta a los
receptores de la tos, en el sistema nervioso central.
3-
Tos seca
El niño tiene muchos mocos en la nariz, quizá también fiebre, y una tos seca,
irritativa, ronca... Esta tos y los síntomas que la acompañan pueden mantenerse
invariables una semana o pueden empeorar en unos días.
Posible causa: La mayoría de las veces la tos seca es parte de un
catarro y está provocada por la inflamación de la faringe. Aunque sea
llamativa, si va acompañada de muchos mocos y fiebre que remite en dos o tres
días, no suele ser preocupante.
Qué hacer: Si al niño le duele mucho la garganta al toser, es posible
que le prescriban antiinflamatorios. Tanto el resfriado como la gripe se curan
solos, sin necesidad de medicación, con reposo y tranquilidad si el niño está
abatido. La tos desaparecerá sola en unos días.
2- Tos
húmeda
Esta tos es densa, lenta y empeora considerablemente por la noche. La nariz
puede aparecer seca, pero por el sonido de cada tos sabemos que todos los mocos
están ahí, en el pecho de nuestro hijo.
Posible causa: La tos húmeda indica secreciones bronquiales en los
alveolos (pequeños sacos de aire de los pulmones) y se relaciona con procesos
infecciosos.
Hay que mantenerse alerta ante otros síntomas: dificultad para respirar, fiebre
alta persistente, fatiga o pérdida del apetito nos avisan de algo más serio
como una gripe, una bronquiolitis, una respuesta asmática o una neumonía. Suele
requerir un tratamiento de fondo.
Qué hacer: Como esta tos apunta a un proceso infeccioso, es
imprescindible su evaluación por parte del médico.
Denota mucosidad en el pecho y en estos casos es aconsejable enseñar a los
niños a expectorar, es decir, a expulsar los mocos tras cada tos.
Los líquidos le ayudarán a hacer los mocos más fluidos.
Los jarabes contra la tos están menos indicados que nunca.
En estos días de toses, es importante diferenciar los siete tipo de toses que hay. Os lo dividimos a continuación:
1- Tos perruna
La tos laríngea, a pesar de lo alarmante que parece, no suele implicar
gravedad.
Posible causa: Su origen suele ser una laringitis espasmódica, una
infección vírica que da lugar a una inflamación de la laringe y que se cura
sola.
Qué hacer: Desaparece sola.
Si nos alarmamos y llevamos al niño a urgencias, lo más probable es que al
llegar no quede ni rastro de la terrible tos que nos hizo salir corriendo.
Sacar al niño o bebé unos minutos al fresco de la noche (a la ventana o a la
terraza, convenientemente abrigado) es una de las opciones caseras para
afrontar los ataques de tos nocturna.
Si la tos no cede y empeora, el médico nos recetará esteroides inhalados o
corticoides por vía oral.
Cuándo preocuparnos: La laringitis dura entre tres y cinco días. Si la tos
perdura, va acompañada de fiebre prolongada o afectación del estado general,
debemos llevar al niño al médico cuanto antes.