Es un sentimiento
de valía personal que se va desarrollando a lo largo de la vida y
donde los primeros
años son cruciales. Los padres pueden ayudar a crear en sus
hijos una autoestima sana y fuerte.
La autoestima se va
creando poco a poco.
A veces vemos niños o adolescentes que tienen sentimientos de inseguridad
y miedo a la hora de enfrentarse
a las dificultades o retos de la vida. Se sienten incapaces de superarlos y en
ocasiones llegan a evitar situaciones que podrían ser beneficiosas para ellos
por culpa de ese temor y "tiran la toalla antes de intentarlo". Es
posible que esa inseguridad nazca de un sentimiento
de baja valía, de poca capacidad para enfrentarse a los
problemas y que desistan de hacerlo.
¿De dónde viene la autoestima?
1. El vínculo. El niño debe sentirse integrado y querido por el
resto de miembros de su familia,
necesita unos lazos afectivos fuertes con su entorno. Es especialmente
importante en los primeros años de vida donde el niño debe sentirse protegido y
querido.
2. La diferencia. Es lo que nos hace singulares, lo que nos
diferencia del resto. Parte del conocimiento de los padres hacia el niño y del
respeto que ejercen los demás hacia esa diferencia (una forma de hablar o de
vestir, nuestro sentido del humor, ser bueno en algún aspecto como el deporte o
los estudios)
3. La libertad. Que podamos ir dando al niño poco a poco los
recursos necesarios para que tome decisiones y pueda ir cambiando en su entorno
(en los estudios, en su habitación, en el cuidado de un animal).
4. El modelo. Los
padres son siempre modelos para sus hijos, "la guía a
seguir" para lo bueno y para lo malo. Los niños aprenden cómo comportarse, qué
cosas son importantes o no, a enfrentarse a situaciones y personas a través de
los modelos que ejercen los padres. A partir de esas influencias ellos van desarrollando su
personalidad, su identidad y su jerarquía de valores así como su moral.
5. La autonomía. Qué cosas es capaz de hacer sólo,
qué habilidades tiene, qué recursos posee para enfrentarse a retos,
dificultades y situaciones nuevas. Se puede entrenar, se le pueden presentar
situaciones y ayudar a buscar soluciones, como un juego, hasta que lo hagan
solos.
A medida que va creciendo, el
niño necesita
poner a prueba
sus habilidades y competencias, que confíen en él y ver que cada vez pueda
hacer más cosas sólo; organizarse, ayudar en casa, encargarse de su aseo y
vestido, etc.
Hay que darles oportunidades
de ser más
independientes y autónomos. Saber que son capaces de hacer
muchas cosas solos, es el elemento principal de sentirse capaz y con recursos,
seguro de poder enfrentarse a situaciones y dificultades
Sabiendo que de las equivocaciones se aprende, no son un fracaso,
son oportunidades de reflexionar, cambiar, adaptarse y volver a probar. Es por
eso que la autonomía es la base de la autoestima. A mayor autonomía, mejor
autoestima.
La autoestima es prácticamente un
seguro de salud mental.
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